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La realidad del ayuno intermitente

Yossa del Angel
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Ahh, las dietas… Cuántas modas más existirán alrededor de ellas… ¿La del momento? El famosísimo ayuno intermitente. Tal vez su boom se deba a que a diferencia de las dietas comunes no se siente restrictiva y por lo tanto tampoco agotadora, estresante o un reto difícil de cumplir a costa de nuestra voluntad, pero ¿eso de ayunar es bueno para la salud? ¿Realmente la puede probar quien sea?

Para darte el panorama completo alrededor de esta técnica y que así puedas estar segur@ de que eres candidato a probar el ayuno intermitente, traemos para ti esta información.

Primero, ¿qué es?

El ayuno intermitente funciona diferente a la terapia de primera línea nutricional basada en la restricción diaria de calorías en combinación con ejercicio individualizado. Consiste en dejar de comer de forma voluntaria alimentos y bebidas por tiempos específicos y recurrentes o alternar un periodo corto con ninguna o pocas calorías.

Hay diversos tipos de ayuno intermitente, no es solo uno, dependen del tiempo de duración de la “huelga” sin o con pocos alimentos y la continuidad o periodo de los días que se lleva a cabo. Los más conocidos son el ayuno de días alternos, el de día completo, alimentación con restricción de tiempo y el periódico. Al final, todos son una variedad de programas que regulan el ritmo de las comidas con el uso del ayuno para mejorar la composición corporal y la salud en general.

¿Cómo funciona?

Imaginemos que el cuerpo es una fábrica y ayunar provoca que nuestra fábrica tenga una huelga mediante la cual habrá una limitación/disminución de comida sólida para que se inicie una revolución en todas las vías metabólicas. Así se reduce el consumo total de energía y por lo tanto se reduce su gasto, resultando en pérdida de peso.

La glucosa (el azúcar del cuerpo) y la grasa son las principales fuentes de energía en nuestra fábrica. Después de que ingerimos alimentos ricos en azúcar esa energía se utiliza de forma inmediata en diferentes tejidos, luego se almacena como reserva en bodegas en el hígado y en el músculo como glucógeno, pero cuando las bodegas se saturan, se convierte en grasa como tejido adiposo.

Una vez que pasan 10-12 horas de la entrada de la última reserva de glucógeno al hígado y músculo (o sea el ayuno), salen al quite las grasas que se formaron y generan energía. Es ahí donde perdemos peso, porque el tejido graso se vuelve el encargado de darnos energía porque el cuerpo no ha recibido más alimento.

¿Cuáles son sus beneficios?

  • Nos hace perder peso, específicamente en la parte de la pancita o abdomen. Esa grasita acumulada dentro de los órganos se relaciona a enfermedades crónicas como la aparición de diabetes y con enfermedades cardiovasculares.
  • Mejora la regulación de la glucosa, insulina, presión de la sangre, latidos del corazón y la respuesta a entrenamiento de fuerza.
  • Aumenta la resistencia ante el estrés oxidativo (responsable del envejecimiento) y reduce la inflamación del cuerpo secundaria al desgaste de las arterias.
  • Mejora la flexibilidad metabólica celular y la eficiencia bioenergética.

Pero no todo lo que brilla es oro…

Una de las grandes fallas de este hábito es que no se hace hincapié ni se nos indica qué comer, solo cuándo hacerlo. Por lo mismo, esta práctica no involucra aprender a comer, que es lo verdaderamente importante.

Así como el AI es beneficioso en muchos perfiles médicos en otros no lo es tanto, sobre todo en quienes tienen factores de riesgo asociados, trastornos psicológicos/psiquiátricos de base o enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Ayunar de forma intermitente implica tener la posibilidad de desarrollar efectos adversos, mismos que es preferible vigilar y tratar si se hace de forma supervisada.

Hasta el momento, los efectos secundarios más frecuentes son: mareos, desmayos, caída del cabello, fragilidad de las uñas, resequedad de la piel, estreñimiento, incremento de infecciones de vías urinarias, fatiga muscular y cansancio.

Hay pacientes susceptibles y con enfermedades metabólicas no diagnosticadas en los que ocasiona descompensación de sus enfermedades, aparición de deshidratación, daño renal, hipercoagulabilidad y riesgo de trombosis.

Ejemplo de esto son los pacientes diabéticos quienes intentan perder peso y controlar su glucosa al realizar AI sin supervisión. Esto desemboca en que desarrollen hipoglucemia o alcancen picos de glucosa altísimos, deshidratándose y con peligro de terminar en el hospital con estados de coma.

¿Es mejor que otras estrategias?

NOOO. Lo que importa es comer y absorber menos calorías de las que tu cuerpo necesita, es decir, obtener menos calorías. Y eso lo puedes lograr al hacer, por ejemplo, ejercicio cardiovascular y de fuerza o al cuidar tus alimentos y las cantidades durante el día.

Al limitar las horas en las que comes cada día o no comer durante todo un día, sí vas a tener un déficit calórico además de aprovechar la practicidad y facilidad de perder peso sin comer menos de forma consciente pero a costa de riesgos enormes e incluso con la posibilidad de desarrollar un desorden alimenticio.

Así que, por favor, por ningún motivo practiques el ayuno intermitente sin supervisión profesional o si te identificas con alguno de los siguientes puntos:

  • Si tienes menos de 18 años o más de 65 o tu índice de masa corporal es muy bajo.
  • Si tienes o sospechas tener algún trastorno de la alimentación como anorexia, bulimia o trastorno por atracón.
  • Si sufres ansiedad o estrés crónico. No es la mejor idea agregar más estrés y ansiedad a tu vida y a tus órganos.
  • Si tienes problemas de sueño. Duermes menos de 6 horas, te despiertas con frecuencia o no te sientes descansad@ (a lo que le denominamos un sueño reparador).
  • Si estás embarazada o en periodo de lactancia. Los requerimientos de alimentos se necesitan para producir energía y nutrir a tu bebé.
  • Si sufres dolores de cabeza, mareos, dificultad para mantener la concentración, enfermedades cardiovasculares, metabólicas o la absorción de medicamentos.
  • Si ya aprendiste a alimentarte saludablemente y haces ejercicio de manera rutinaria, no es necesario que forme parte de tu vida.

Lo más importante es entender que el ayuno intermitente no es para todos. Sí, es una herramienta útil pero no es la única ni la más indispensable para mantener un buen estado de salud. Sea moda o no –y una manera de perder peso–, sólo es recomendable si es aplicado con el conocimiento, planificación y supervisión de personal de salud capacitado en conjunto con tu doctor de cabecera para evaluar todo tu historial médico. Solo así podrás acceder a un plan nutricional que sea beneficioso, consistente, sostenible y así sí: te cambie la vida.

Fuentes:

  1. Fedorovich, S., Voronina, P., Waseem, T. Ketogenic Diet versus Ketoacidosis: What Determines the Influence of Ketone Bodies on Neurons?. 2o18.
  2. Dinu, M., Pagliai, G., et al. Effects of Popular Diets on Anthropometric and Cardiometabolic Parameters: An Umbrella Review of Meta-Analyses of Randomized Controlled Trials. 2020.
  3. Welton, S., Minty, R., et al. Intermittent fasting and weight loss: Systematic review. 2020.


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