Cuántos de nosotros no hemos visto la típica escena en la que un hombre se lleva la mano al pecho mientras pone cara de dolor, emite un quejido y cae fulminado al suelo. Porque generalmente así se ven los infartos en la ficción pero la verdad es que nos presenta una realidad a medias por dos cosas importantísimas: 1. La mayoría de los infartos no son así y 2. Las enfermedades del corazón NO son exclusivas de los hombres.
De hecho, el infarto al miocardio es la principal causa de muerte en las mujeres y una de cada 3 muere por enfermedades cardiacas. Algo que te va a sorprender es que nosotras tenemos 13 veces más riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares que por cáncer de mama, el problema es que la mayoría no lo sabe.
Empecemos por aclarar que las enfermedades cardiovasculares son todas las condiciones que afectan al corazón y los vasos sanguíneos (arterias y venas). Las más importantes por su prevalencia y por ser la principal causa de mortalidad y discapacidad son el infarto al miocardio y el evento vascular cerebral.
El infarto al miocardio es el término médico para definir el popularmente conocido “ataque cardiaco”. Para explicarte por qué pasa primero debo recordarte que el corazón es un músculo que requiere oxígeno y nutrientes para contraerse y bombear la sangre suficiente a todos los tejidos y órganos del cuerpo. Cuando el flujo de sangre hacia una parte del corazón disminuye, esa parte sufre por falta de oxígeno y nutrientes. Esto se conoce como isquemia miocárdica y ocurre por la obstrucción total o parcial de una de las arterias del corazón (arterias coronarias). Si esta obstrucción ocurre de forma repentina, se produce un infarto. Esa parte del corazón, que es la zona infartada, pierde su capacidad para contraerse y realizar su función.
La principal causa de infartos es la enfermedad arterial coronaria, es decir la formación de placas de colesterol en las arterias coronarias. El infarto se produce cuando una de las placas se rompe y el cuerpo, al intentar repararla, forma un trombo (coágulo) que impide que la sangre fluya adecuadamente. Lo impactante de esta enfermedad es que ¡una de cada 16 mujeres arriba de 20 años la tiene!, por eso nosotros los cardiólogos insistimos tanto en que le bajes a las grasas y gorditas de chicharrón fritas y mejor comas verduras.
El síntoma más frecuente en mujeres y hombres sí es el dolor torácico (dolor en el pecho). Suele manifestarse como una sensación de opresión y se siente como tener un elefante sobre el pecho, misma que se puede correr al cuello, brazos, espalda o mandíbula.
En mujeres es más común encontrar otros síntomas acompañantes como mareo, náusea, falta de aire y fatiga extrema. A veces incluso se puede confundir con indigestión o malestar en la boca del estómago. El problema es que muchos de estos síntomas pueden ser sutiles y pasar desapercibidos. Además, el sólo hecho de ser mujeres duplica las probabilidades de recibir un diagnóstico equivocado o tardío en caso de infarto. Por supuesto esto es delicadísimo porque entre más tiempo pase desde el inicio de los síntomas y la atención médica, el daño al corazón es mayor y la posibilidad de complicaciones aumenta.
Nueve de cada 10 mujeres tiene al menos un factor de riesgo cardiovascular. Los principales son: la hipertensión arterial sistémica (presión alta), los niveles elevados de colesterol y el tabaquismo. Además, las mujeres con diabetes tienen 3-4 veces más probabilidades de desarrollar enfermedades del corazón que los hombres con diabetes.
El estrés y la depresión afectan más el corazón de las mujeres y las que fuman tienen 25% más probabilidad de desarrollar enfermedad cardiovascular que los hombres fumadores. Incluso hay factores que son exclusivos de las mujeres como la menopausia y las complicaciones del embarazo como preeclampsia y diabetes gestacional.
Para variar, las complicaciones de un infarto son más graves en las mujeres que en los hombres. La buena noticia es que hasta en 80% de los casos las enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse. Esto es posible si evitamos o mantenemos bajo control todas las condiciones que aumentan la probabilidad de infarto que ya leíste arriba y aunque muchos factores son comunes en ambos sexos, las mujeres son más susceptibles a algunos de ellos.
Para disminuir el riesgo de infarto en mujeres primero es necesario que conozcan la probabilidad que tienen de presentarlo, porque como dicen por ahí “el conocimiento es poder”, así que aquí les dejo algunas recomendaciones para mantener un corazón sano:
Ya sé que no es tan fácil como suena. Fomentar estilos de vida cardio-saludables requiere de un gran conocimiento y compromiso tanto en mujeres como en hombres, familiares y personal de salud, pero te prometo que una vez que integres estos hábitos a tu rutina, pronto los harás en automático sin que te pesen.
Por supuesto la prevención es clave en todo esto así que me uno a lo que siempre dicen aquí en Sofía y también te ruego que hables con tu doctor de cabecera aun cuando estés sano. Algo tan sencillo salva vidas todos los días.
Fuentes:
